Que la ira te acompañe...

Espero que la IRA os acompañe en todos lo momentos dulces de este año 2011 que tenemos por inaugurar. Yo, por mi parte, seguiré con mi labor de espíritu guía para aquellos que no han encontrado en la IRA su motor en el duro día a día. Recordad, que una puerta cerrada con IRA tiene mucho más significado subyacente que una puerta cerrada con suavidad. Un filete desgarrado con las mandíbulas sacia mucho más que un filete cortado con cuchillo. Y una paloma sin cabeza es mucho más graciosa que una paloma con cabeza.

FELIZ AÑO 2011 QUERIDÍSIMOS LECTORES, sin vosotros, este blog no tendría sentido.


Barreras de ancianas y otros peligros navideños

¿Cuánto miden cada una de las aceras de la Gran Vía madrileña? Por lo menos 5 metros. Con esta anchura aceril deberían ser capaz de soportar y conducir a muchos ciudadanos sin problemas, pero no. Ocurre que, en esta época de engalanados escaparates y frías tardes, grupos organizados de transeúntes se dedican a obstaculizar el libre paso de personas por las aceras. Son personas que no tienen un objetivo claro y pasean sin rumbo ni destino, con lo que, para las personas que caminan con algún fin, o con un objetivo claro, suponen infranqueables barreras de carne.

Bancos de ancianas lentas y errantes vagan por nuestras calles dificultando el paso de personas más jóvenes y rápidas. Van muy juntas y en grupos de tres, cuatro o más para calentarse mutuamente. Se esconden debajo de fastuosas pieles de exóticos animales en peligro de extinción y juntas forman una infranqueable barrera de piel y huesos añejos. Los viandantes más veloces que estas chicanes humanas deben salirse de la acera y exponerse a los peligros de las calles abarrotadas de coches conducidos por más viejas vestidas con pieles, sentadas en pieles y climatizadas mediante la combustión de bebés foca. Toda una conspiración.
El tema se recrudece en caso de lluvia, ya que los mismos grupos de ancianas pueden portar paraguas especialmente diseñados para la extracción ocular.

El hogar de la bestia

Otra barrera natural de las aceras, que puede darse en todas las personas, sin importar su edad, credo o sexo, es la parada en seco. Ocurre cuando un viandante se detiene sin mirar atrás y en seco para mirar un escaparate, hablar con su compañero o cualquier otra cosa que no se pueda hacer en movimiento. Sobra explicar los riesgos de esta actitud, que en su caso más extremo, puede ocasionar una avalancha humana de proporciones épicas.

Estos son sólo dos ejemplos de los peligros a los que una persona se enfrenta al pasear por una abarrotada calle en navidad. ¿La solución? Chalecos con motosierras incluidas o en su defecto, piernas con topes de tren.

P.D.: el summum del peligro callejero ha sido observar estupefacto cómo unas ancianas se jugaban la vida andando entre el tráfico de la Gran Vía para recoger del suelo unos flyers de Pacha. No saben lo que es Pachá y nunca van a ir a ese antro defecado, pero es gratis...

Suchard y su receta mágica

Os quiero presentar a unos amigos que se pasan la vida a tu lado, en los momentos difíciles y en los momentos placenteros y agradables. Te apoyan cuando lloras en la cama -a mi no, porque no lloro- y disfrutan contigo cuando haces cosas cochinas -conmigo no, porque estoy hecho de madera y no tengo pene-. Me refiero a tus amigos los ácaros.

Pues bien, estos fantabulosos compañeros de fatigas, dejan regalos en almohadas y colchones con el fin de hacernos la vida más llevadera. Lo malo es que la mayoría de nosotros no sabemos de la existencia de estos regalos, y cuando digo regalos, me refiero a HECES. Haz esto: coge la mugrienta almohada que tienes en la cama y pésala. En torno al 25 % del peso total de esa almohada corresponde a los cagarros y a los cadáveres de los ácaros. De modo que, cuando apoyas tu cabecita en la almohada en busca de un merecido descanso diario, lo que estás haciendo es restregarte contra miles y miles y miles de cagadas de ácaro.

Aquí es donde entran en escena los genios de Suchard. Sabedores del milenario secreto de los ácaros, y tras años de estar aprovechándose de él, han decidido hacer pública su receta, que vuelve locos a niños y mayores, por medio de un anuncio muy especial.



¡Necesitamos heces, muchas más heces!

Y así, con las heces que se acumulan en las almohadas -que, por otro lado, y en un increíble 2 por 1, nos descubren que son doradas- realizan el clásicos turrón de chocolate. ¿Dejarás que te roben las preciadas heces? ¿O pasarás a realizar tu propio turrón?

Los peligros de la moda retro

En pleno siglo XXI, con torundas de alta tecnología con las que antes solo podíamos soñar, se han vuelto a llevar las Ray-Ban Wayfarrer, las faldas con estampados de flores y lunares y las melenas cardadas. ¿Es esta tendencia un intento de la sociedad de retraernos poco a poco a un estado más salvaje y simiesco? Un servidor opina que sí.

Es posible, y con posible me refiero a probable, que a lo largo de los venideros años del presente siglo, asistamos a la des-evolución del género humano. Pasaremos del actual Hommo Sapiens al ancestral Hommo Habilis a lo largo del siglo XXI, y en el XXII nos disfrazaremos de monos primero -nos lanzaremos heces, adoraremos las heces- y de amebas después, para, en un trágico acto final, revolcarnos en hirviente lodo primigenio y terminar así con la raza humana.

Miss mundo 2250 exultante de alegría y vestida a la moda que arrasa en su década

El trágico final de la raza humana entre lava ardiente es solo uno de los posibles desenlaces de la tendencia retro. Y es que cabe la posibilidad de que, con el paso de los años, el ser humano se estanque en los 80 con lo que el gasto de laca para el pelo se dispararía, el efecto invernadero se acrecentaría y todos terminaríamos con nuestras preciosas melenas cardadas en llamas y, por extensión, con nuestros diminutos cerebros abrasados. ¿Que cómo es posible este estancamiento ochentero? La ecuación geométrica que lo explica es sencilla: O^2=G+muerte

Según esta ecuación, teniendo en cuenta que en el 2010 se lleva la moda de los 80, dentro de unos años, cuando se lleve la moda de los años 10 se volverá a llevar la moda de los 80. Cuando en más años se lleve la moda de los años que copiaron a los 10, se volverá a llevar la moda de los 80, y así hasta el fatídico y anunciado final, que, salvo para las personas que entedieron mal eso de "años 10" y morirán llevando sombreros de copa y fracs, dejarán a una humanidad cardada y abrasada.

Así pues, animo desde aquí a innovar en nuestro vestuario. No copiemos errores del pasado, inventemos nuevas formas de vestir. ¿Faldas de periódicos viejos? Genial. ¿Salchichas en los bolsillos? Germantástico. ¿Merluzas en la cara? Un futuro clásico atemporal.

Bienvenidos a la tierra


¿Para qué gastar miles de euros en viajar por la tierra cuando puedes ir a una de esas atracciones que te enseñan la cultura y habitantes de continentes y países de aqueste mundo en el que habitamos? Por un módico precio, el parque de atracciones de Madrid nos ofrece un viaje lleno de tópicos, luces y músicas étnicas que harán que tu bilis salte a borbotones de alegría.

Bienvenidos a Fattyland

Y así, en una barca endeble y con la promesa del conocimiento mundial y milenario, nos adentramos en las entrañas de una perfecta recreación de nuestro planeta tierra.

Lentamente, la embarcación avanza entre una amalgama de teatrillos de marionetas que muestran los horrores de los tópicos más aberrantes. ¿Francia? Torre Eiffel y cruasanes. ¿Australia? Canguros y aborígenes ebrios. ¿Inglaterra? Big Ben y pastel de anguila.

Homo-sumo inter racial.

Junto a escenas fácilmente reconocibles, encontramos otras que no lo son tanto, en las que los animales toman un protagonismo que sugiere que, en esas tierras dejadas de la mano de Dios, las tornas han cambiado y los humanos son sometidos a golpe de tambor por bestias inteligentes.

Tito puente sin afeitar no parece tan afable.

El horror no acaba con el descubrimiento de la superioridad animal en olvidados territorios salvajes, sino que aumenta con las sucesivas recreaciones. Y es que con el lento avance de la mohosa embarcación, avistamos abortos de la naturaleza que claman venganza por años de sometimiento humano y para los que la sed de sangre conforma su única meta.

Típico cáctus parlante de Méjico.

Y tras una lección de cultura digna de un borracho, llegamos al final del camino sabiendo un poco más del mundo que habitamos. Puede que alguno esté pensando que he perdido la cordura porque la dichosa atracción es para niños. Y puede que tengáis razón. Puede que la tengáis...