Un guionista pobre feo y tonto

Poco a poco me voy pareciendo a una cagada. Cada vez huelo peor. Soy marrón y tengo un tacto de pudin.
Bueno. En realidad no soy marrón. No tengo tacto de pudin. Y no huelo (tan) mal. La sensación de cagada me viene porque me veo abrumado ante el futuro incierto que se abre ante mi: ¿qué cojones hace un recién convertido guionista al terminar de estudiar?
Para vivir trabajo de teloperador y dentro de poco mi cerebro momificado servirá para que algún estudiante de medicina grabe sus iniciales-corazón-las iniciales de su novia de mierda en alguna universidad pública. De esas que suelen usar vagabundos para las prácticas. Por las tardes escribo mi opera prima (katsup) y me gusta, pero creo que no me va a sacar de mi trabajo. Y cuando tengo algún momento libre busco ofertas, ojeo internet en busca de algún trabajo que se acerque medianamente a mis pretensiones escrituriles.
Y es que muchas veces pienso: si mi coche se rompe, acudo a mi padre (que es un mecánico cojonudo de la Ford). Si me pongo malo, mi madre curra en el hopital y me consigue drojas para echar en el Foscao. Mi hermano es cocinero y hace ricas comidas que llenan mi indigna barriga. ¿Y yo?. ¿le escribo poemas? NI eso, porque la poesía no se ni por donde cogerla. ¿Qué clase de ayuda le voy a brindar a la gente cuando me pidan un favor? Les tendré que escribir la definición de favor y mandársela a cobro revertido. y es que, ¿por qué no me hice soldador?... Fácil.
Escribir engancha.

1 Comentarios llenos de IRA:

Unknown dijo...

Y encima hueles mal, no te olvides de eso.

Publicar un comentario

Deja que la IRA escriba por ti...