¡LECHE! Una nueva conspiración mundial.

OS presento a GRUMO:
Grumo es mi nuevo mejor amigo. Es sensible, siempre está ahí (en su pecera de la sala), siempre escucha y nunca se queja y , además, su ojo derecho es como 3 veces más grande que el izquierdo. ¿Necesitas más razones? Yo personalmente no.
Lo compramos ayer. Nos fijamos en él porque los demás peces le hacían el vacío. Lo apartaban y escupían. El pobre grumo con su mega-ojo del infierno no encontraba su sitio en la pecera. Nos miró y nosotros le miramos a él. Abrió la boca y no dijo nada. -Encima mudo- pensamos. Si no nos lo llevamos nosotros morirá comido por los otros peces. Asi pues, nos lo llevamos entre arcadas. Al final nos hemos acostumbrado y le queremos.Pues así es. Un pez tan tiernamente deforme y nadie lo quería. En esta sociedad de consumo, en la que la apariencia lo es todo, y una persona triunfa si tiene grandes tetas o es de 90-60-90, todos deberíamos aprender de GRUMO y su ojo. El está ahí. Recordándonos que lo feo puede ser bello, como un pato sin piernas, un gato de dentro afuera o un hamster sin pelo.
Oh, Madrid, oh, Madrid. Ciudad capital; teníate yo en un pedestal.
Contrastes varios me he encontrado, que en mi alma han recalado.
Hueles a culo por tus calles, cloacas afloran en tus parques.
Viejas con paraguas acechan en tus esquinas, olorosas son también sus vaginas.
Los mis ojos he de resguardar, si con aquestas viejas desgracío topar.
Marabuntas regentan las tus calles, un simple paseo cuestáme dar,
Mas no piensen vuesas mercedes que de hormigas habla este vuestro trovador,
Porque personas, solo personas, hombres y mujeres, infantas e infantes
son las que me entorpecen, con su lento caminar, y mi boca de vómito hacen llenar.
IRA. IRA y sangre haces bombear al mío corazón, miedo tengo, de que sufra un reventón.
Mas se que, si aquestas probanzas logro superar, gloria y el mío trabajo me harás recuperar.
Porque, sí, amigos, Madrid el horror contiene, pero oportunidades y buena gente ofrece,
y con abrazos llenos de calamares y una sonrisa en la cara te retiene.
Y de aquesta manera me despido, no sin antes, y para que no quede en olvido,
invitarles a todos a venir a Madrid ya que, con viejas o sin viejas, con olor o sin olor,
me ha encandilado esta ciudad, estimado lector.