Irómetro Vol. V

Un viernes más (bueno, esta semana solo me he retrasado un día cojones) el Irómetro vuelve con ganas de saber. Saber qué os hace florecer la IRA. La sabrosa, sabrosa IRA. La semana pasada, y como ya viene siendo habitual, se demostró que todos tenemos arrebatos incontrolables. Sinceramente, me da miedo preguntaros si habéis matado alguna vez, porque seguro que sale alguien que dice que sí.

Esta semana el tema se centra en la tecnología. La tecnología. Cientos de años de avances e inventos para hacer nuestra vida más fácil. O para idiotizarnos según se mire.
¿Quién puede negar que el ordenador nos ha abierto las puertas al mundo desde la silla de Ikea en la que nos sentamos para acceder a internet? O el coche, que ha hecho que hordas y hordas de grasientos norteamericanos lo usen hasta para ir a hacer popo.

Enhorabuena, ha tenido usted un precioso Niño-lavadora 2.0. ¡Viva el futuro!

Todo esto es una puta maravilla. Pero hay días, hay días en los que la tecnología se vuelve contra nosotros. Esos días en los que el mando de la tele no funciona ni cambiando las pilas. Esos días en los que los cascos de tu mp3 dicen "hasta aquí hemos llegado" justo cuando llega la parte de la canción que más te gusta. Esos días en los que internet va lento y te estás bajando pornaco del bueno. Esos días en los que te das cuenta de que el archivo word que has guardado no lo pueden leer en la tienda de fotocopias y tienes que volver a casa para guardarlo en ".rtf". Esos días en los que el coche está frió y no arranca, y la hora de entrada al trabajo se acerca más y más. Esos días en lo que estás hablando por el móvil y de repente se pierde la cobertura, se corta la llamada pero luego vuelve la cobertura como si no hubiera pasado nada.

Por todas estas razones y por cientos de miles más que darían como para escribir 14 blogs, de vez en cuando, la tecnología da ganas de matar. Es en esos momento cuando sufrimos una retrocosa al pasado y afloran los instintos por los que ser regían los hombres-mono en la edad de piedra. Pasamos a gritar y mover el artículo tecnológico en cuestión frenéticamente y nos damos golpes en la cabeza con él. Eso es lo que hacemos todos en estos casos, ¿no?

Pues bien, ya os imaginaréis por donde van los tiros en el Irómetro de esta semana. Ahí va la pregunta:

¿Has roto o tirado contra la pared algún elemento tecnológico porque no funcionaba?

1 Comentarios llenos de IRA:

whosayNI dijo...

El pendrive mismo el otro día porque su velocidad de transferencia no era óptima. NO ERA ÓPTIMA ¿VALE?

ODIO TU BLOG PORQUE ME HACE PARECER UN LOCO PSICÓTICO, IGUAL LO TIRO CONTRA LA PARED A VER QUÉ PASA.

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