Pelos geneticamente programados.

Es ponerme a pensar y ver conspiraciones por todas partes. Hoy me he fijado en los pelos de nuestro cuerpo. Los pelos de la cabeza, los pelos de los brazos, de las orejas, del culo... en fin, que os voy a decir que no sepáis de los pelos, estaréis pensando. ¡Ah! Pues es posible que haya algo que no sabéis.

La cuestión es la siguiente: cuando te cortas el pelo (de la cabeza) sabes que vas a tener que volver a la peluquería en un par de meses si no quieres parecer Jesucristo. No deja de crecer nunca. Si lo dejas crecer, al final lo arrastrarás por el suelo y los niños te lanzarán cacahuetes. Pero esto no pasa con los pelos del culo, por ejemplo. No crecen y crecen hasta poder hacerte la cortinilla desde la raja hasta los ojos. ¿Por qué? Porque están genéticamente programados para que crezcan X cm. Así, el pelo de los brazos crece hasta una longitud preestablecida que es diferente a la del pelo de las pelotas.

Hasta aquí todo puede parecer magia científica, pero más o menos normal. Pero claro, la pregunta es: ¿quién me ha programado el pelo? ¿Qué intereses oculta este insignificante bucle en nuestro ADN? ¿Acaso nos programan el pelo para que los peluqueros puedan cortárnoslo? ¿Acaso los payasos de Micolor tienen acciones en Llongueras?

Mi pituitaria necesita vuestro pelo para vivir...

Es posible, y cuando digo posible me refiero a probable, que nuestro pelo sea el primer escalafón de una conspiración cuyo propósito es aprovecharse de nuestros restos corporales. Si se han atrevido con el pelo, qué detiene a un fabricante de cera abrillantadora meter mano para programarnos el cerumen, y conseguir así toneladas de producto gratis? Y seguro que alguien puede usar las uñas para algo tan sucio como lucrativo.
Avisados quedáis. Si empezáis a notar que fabricáis pelo de más, o las uñas empiezan a crecer desproporcionadamente, es que ha empezado. No tendréis más salida que arrancaros el pelo o el órgano que fabrique lo que sea que os esté creciendo a tope, y huir a México.

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