Bienvenidos a la tierra


¿Para qué gastar miles de euros en viajar por la tierra cuando puedes ir a una de esas atracciones que te enseñan la cultura y habitantes de continentes y países de aqueste mundo en el que habitamos? Por un módico precio, el parque de atracciones de Madrid nos ofrece un viaje lleno de tópicos, luces y músicas étnicas que harán que tu bilis salte a borbotones de alegría.

Bienvenidos a Fattyland

Y así, en una barca endeble y con la promesa del conocimiento mundial y milenario, nos adentramos en las entrañas de una perfecta recreación de nuestro planeta tierra.

Lentamente, la embarcación avanza entre una amalgama de teatrillos de marionetas que muestran los horrores de los tópicos más aberrantes. ¿Francia? Torre Eiffel y cruasanes. ¿Australia? Canguros y aborígenes ebrios. ¿Inglaterra? Big Ben y pastel de anguila.

Homo-sumo inter racial.

Junto a escenas fácilmente reconocibles, encontramos otras que no lo son tanto, en las que los animales toman un protagonismo que sugiere que, en esas tierras dejadas de la mano de Dios, las tornas han cambiado y los humanos son sometidos a golpe de tambor por bestias inteligentes.

Tito puente sin afeitar no parece tan afable.

El horror no acaba con el descubrimiento de la superioridad animal en olvidados territorios salvajes, sino que aumenta con las sucesivas recreaciones. Y es que con el lento avance de la mohosa embarcación, avistamos abortos de la naturaleza que claman venganza por años de sometimiento humano y para los que la sed de sangre conforma su única meta.

Típico cáctus parlante de Méjico.

Y tras una lección de cultura digna de un borracho, llegamos al final del camino sabiendo un poco más del mundo que habitamos. Puede que alguno esté pensando que he perdido la cordura porque la dichosa atracción es para niños. Y puede que tengáis razón. Puede que la tengáis...



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