Anacardos. ¿Realmente nos podemos fiar de ellos?


Supongo que todo el mundo sabe qué es un anacardo. Para los que no lo sepan, la RAE siempre está ahí para ayudaros:

anacardo.


(Del gr. ἀνάκαρδος).


1. m. Nombre de varias especies de árboles tropicales de flores pequeñas cuyo fruto es comestible y se usa en medicina.


2. m. Fruto de este árbol.


Son millones. Y quieren tu sangre.


Ahora que todos sabemos de lo que hablamos, vamos a centrarnos. ¿Nos podemos fiar del anacardo? ¿Qué sabemos de él? Es un fruto tropical (yo pensaba que era originario de Teruel), tiene forma de cacahuete alargado, sabe parecido al cacahuete, huele a cacahuete, lo confundimos con el cacahuete pero muchachos, no es un cacahuete. Algunos ya sabréis por dónde van los tiros y es que, este tema del anacardo me recuerda mucho a una película de 1982 llamada La Cosa.

¡Toma ya! ¡Farolillo andante!

Pues bien, en esta película dirigida por Carpenter, un ente extraterrestre es descongelado en el polo sur o el norte (no se cual, los confundo siempre). El bicho en cuestión crea copias de los seres vivos y se hace pasar por ellos. Es una especie de virus que te copia hasta el ojete y de esa manera puede comerse tus chocopolos y asimilar a tu madre. Así hasta conquistar todo el mundo.

Como vemos, las similitudes anacardo/la cosa son bastantes, porque la cosa parece tu tía, sabe como tu tía, huele como tu tía, la confundes con tu tía pero muchacho, no es tu tía.

Entonces me pregunto yo. ¿Nos podemos fiar del anacardo? ¿Es en realidad un fruto seco? ¿O es un ente extraterrestre que a empezado poco a poco y se limita a imitar a los cacahuetes? Luego vendría asimilar gatos. Luego a los monos. Los bomberos. Los habitantes de Castrillo Matajudíos y luego todo el mundo. De modo que, una vez más, utilizo el altavoz que es este blog (más bien un silbato), para prevenir a las gentes de la nueva amenaza from outer space.

No comáis anacardos.
No regaléis anacardos.
No digáis la palabra anacardo.
No os fiéis de los cacahuetes.

1 Comentarios llenos de IRA:

Unknown dijo...

Has puesto el dedo en la llaga, y antes lo has remojado en ¡veneno! Fíjate bien en el anacardo. En cada uno de los anacardos, en cualquiera de ellos. Tienen toda la pinta de ser entes extraplanares que creen imitar bien la forma de un cacahuete, pero nosotros, en nuestro universo, no podemos ser engañados, porque un cacahuete es un cacahuete. Es como si el churrero te sirve un día llevando una careta de Richard Nixon. Sí, parece un ser humano, pero no lo es, y lo detectamos enseguida. Como una muñeca hinchable japonesa hiperrealista. Como el robot Asimo. Como Zapatero.

Lo irónico es que, pese a ser evidente el engaño, nos comemos el anacardo, nos follamos a la muñeca hinchable y al robot Asimo y votamos a Zapatero.

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