Peatón, espere verde

Desde niños nos enseñan a que si el semáforo está verde, crucemos, y a que si el semáforo está rojo no crucemos. Verde = cruzar, rojo = no cruzar. Esta verdad universal se nos mete tan hondo en el cerebro que es imposible que se nos olvide, como la canción de la Macarena: el recuerdo de su letra siempre estará ahí para abordarnos en el momento menos esperado.

Pues bien, los jerifaltes de la DGT deben pensar que tenemos la capacidad intelectual de un mapache; me explico: tú llegas a un semáforo y te pones a esperar. Esperas un rato y cuando ya te empieza a salir espuma por la boca porque, primero, el semáforo no se pone verde y, segundo, la ristra de coches se pierde en el infinito, te fijas en el semáforo que tienes a tu lado: en él hay un cachivache en el que pone "peatón, pulse".

Lo declaro el botón más inservible de la historia.

Y te dices a ti mismo, ¿será que hay alguna mágica manera de librarme del tedio que es esperar a que este semáforo decida a dar el paso y cambiar? Puede. ¡Pero no! Pulsas el botón de marras y lo único que pasa es que se ilumina un mensajito que te dice "espere verde". Gracias don semáforo, sino llega a ser por usted me hubiera ido o hubiera esperado al azul avioletado. Es usted el aparato más indispensable de la historia de la humanidad.

No penséis que he nacido ayer. Esto de los semáforos es así desde que la vida es vida y desde que los semáforos rigen nuestras ídem. El problema del asunto es la fe. La fe en que por una vez en tu vida, al pulsar el botón pase lo que se supone que tiene que pasar y el semáforo se ponga verde. Por supuesto, la magia no existe y el semáforo siempre, siempre, siempre, se niega a cambiar y se ríe orgulloso y rojo desde su altiva posición. Da igual, no conseguirán reventar nuestro espíritu, seguiremos probando y llenándonos de IRA cuando nada pase al apretar el maldito botón.

2 Comentarios llenos de IRA:

whosayNI dijo...

Cualquiera pensaría que apretando se disminuiría el tiempo de espera, pero no. Supongo que la idea consiste en tenerte entretenido unos breves instantes intentando descifrar esa caja luminosa de mensajes gramaticalmente dudosos, decidiendo si apretar el botón, observando sus nulas consecuencias en caso de apretarlo y así, en definitiva, haciendo la sensación de espera menos grande. Todo esto claro, la primera vez que nos cruzamos con el invento. ¿Mereció la pena una inversión millonaria a nivel nacional para algo que realmente dejaría de tener ninguna utilidad al cabo de dos semanas? PUES POR SUPUESTO.

francis dijo...

Me cago en to su puta madre del que inventó esa mierda!!!
Así está bien de ira?
http://eltostadero.blogspot.com/

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