Digestiones mortales en la playa

La de horas que nos hemos pasado de niños en la playa esperando a que nuestras entrañas hicieran su trabajo. Malditas. tenían unos periodos laborales de dos horas tras las comidas que nos fastidiaban los baños pre-siesta. En vez de bañarnos debíamos quedarnos haciendo castillos de arena seca, ya que ni siquiera nos podíamos acercar a la orilla. La arena seca no molaba. Como tampoco molaba ver cómo otros niños (amigos o no) comían a la vez que tú y a la media hora se iban al agua. ¿Acaso sus estómagos estaban hechos de neopreno? ¿Acaso esos niños eran los elegidos por el todopoderoso Rey Tritón y eran medio sirénidos? No. Mucho más sencillo, sus padres les odiaban. O algo así. De modo que si tus padres te dejaban bañarte sin pasarte antes 2 horas bajo el sol abrasador, significa que no te querían.

Con tanto tiempo libre, el pequeño Timmy perdió la cabeza y se mudó a su castillo

Es curioso que se necesitaran exactamente 2 horas para poder bañarse. Era (y es) una regla vital nunca escrita. Las repercusiones de saltarse esta norma eran misteriosas y divagantes. En algunos casos, el resultado de meterse en el agua antes de esas 2 horas era que se te "cortaba" la digestión. Funesto futuro para aquellos niños que realizaban tal osadía, con las tripas llenas de comida "cortada" como un bote de mayonesa rancio.
En otros casos el problema era simplemente que potabas todo lo que habías comido, con el consecuente riesgo de atraer a depredadores marinos como la anguila eléctrica y los erizos de mar, animales potencialmente peligrosos cuando trabajan en diabólica comandita.
En los casos más extremos, al niño que se atrevía a desoír los consejos de su madre, le implosionaba (literalmente) el estómago, dejando un reguero de comida que atraía a los erizos de mar y a las anguilas no eléctricas, de modo que no había peligro de combinación mortal. Algunos llaman a este último caso "golpe de agua".

Pero había una excepción realmente curiosa. Después de comer tenías que esperar 2 horas antes de meterte al agua... a no ser que te metieras inmediatamente después. Vamos, que si al bocata de tortilla lo pillas por la mitad, mal. Pero si lo pillas al principio, entre el píloro y la traquea no le asustas y se siente bien. Cosa curiosa. Suena más a una manera de los padres de tener dos horas tranquilas sin tener que estar pendiente del crío en el agua. Son listos, muy listos.

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